Llevamos varios años disfrutando del florecimiento del deporte español y, desde hace algo menos, las deportistas españolas están empezando a hacerse notar. Sus cada vez más numerosos logros han hecho que, inevitablemente, los medios de comunicación, por fin, comiencen a darles a voz. Mireia Belmonte o Almudena Cid son solo algunas de las deportistas españolas que han hecho y están haciendo historia, pero antes que ellas hubo otras pioneras que les abrieron las puertas del éxito.
Las deportistas españolas y los Juegos Olímpicos
La primera edición de los Juegos Olímpicos de verano fueron en Atenas en 1896. España no participaría hasta la siguiente edición en 1900 y no volvería a competir hasta los Juegos Olímpicos de Amberes en 1920. Durante los primeros años, los resultados de nuestros deportistas fueron bastante pobres y no fue hasta los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 que comenzarían a despegar.
El objetivo de España era brillar en el evento y no solo por ser la anfitriona, lo que se tradujo en un despliegue de medios económicos de los que hasta la fecha el deporte español no se había beneficiado, con una representación total de 430 deportistas españoles en 25 disciplinas, la cifra de participación más alta de España en los Juegos Olímpicos.
En el artículo mujeres en el deporte, ya abordamos de manera general los impedimentos sociales a los que se enfrentan las mujeres para acceder a la práctica deportiva, tanto por ocio como de manera profesional; pero en España está situación se vio agravada por el régimen franquista.
Las primeras deportistas españolas que fueron a los Juegos Olímpicos fueron Lilí Álvarez y Rosa Torras en 1924 en París, pero las mujeres no volverían a participar hasta los años 60 debido a que la Guerra Civil y el régimen franquista hicieron retroceder a las mujeres al ámbito doméstico. Además, durante el periodo franquista se intentó que las mujeres no practicasen aquellos deportes considerados tradicionalmente masculinos, como los deportes de contacto o el atletismo.
Este estancamiento se tradujo en una consecución de resultados muy pobres y que las deportistas españolas de élite, como Carmen Valero, fuesen excepciones.
1992 y las primeras mujeres medallistas olímpicas españolas
La recién estrenada democracia supuso una inyección de energía y entusiasmo para la sociedad española y, especialmente para las mujeres, que por fin veían posible una vida que traspasaba los muros de sus hogares. El deporte, una actividad tan íntimamente ligada a las sociedades más modernas, era la oportunidad que España tenía para hacer un lavado de cara a su imagen pública, y los esfuerzos económicos que el país invirtió dio sus frutos.
68 años después de la primera participación femenina española en las Olimpiadas, en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, Míriam Blasco se convirtió en la primera deportista española en conseguir una medalla olímpica. Al día siguiente, Almudena Muñoz también conseguiría un oro en Judo en una categoría distinta. En esta misma edición, el deporte femenino se haría con otros dos oros gracias a la selección femenina de hockey y a Theresa Zabell en vela.
En total, de las 22 medallas que ganó España 8 se las llevaron las mujeres. Un hito histórico para el deporte femenino del que, curiosamente, no se hace referencia en estas dos páginas de Wikipedia España en los Juegos Olímpicos y España en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. (Ambas páginas consultadas el día 24 de marzo de 2020). Ese mismo año, Blanca Fernández Ochoa se convirtió en la primera deportista española en ganar una medalla en los Juegos de Invierno. 1992 se consagraría como el año en el que las deportistas españolas hicieron historia.
Las deportistas españolas que han hecho historia
En las siguientes ediciones de los Juegos Olímpicos, las deportistas españolas han seguido acumulando logros, llegando a superar a sus compañeros masculinos: la mayor parte de las medallas conseguidas en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016 las ganaron mujeres. ¿Y quiénes son las protagonistas del deporte femenino español?
Algunas de ellas son las tenistas Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez, Lydia Valentín en halterofilia, la nadadora Mireia Belmonte o la también nadadora paralímpica Teresa Perales que consiguió un total de 26 medallas en tres Juegos Olímpicos.
También merece la pena mencionar a la gimnasta rítmica Almudena Cid, que a pesar de que suelen tener una trayectoria profesional corta ha llegado cuatro veces a las finales de los Juegos Olímpicos; o a la atleta Ruth Beitia, la primera atleta española en ganar un oro en las olimpiadas y que, además, es la única que tiene dos medallas olímpicas.
Las deportistas españolas han engrosado contundentemente los medalleros españoles, y aunque esta suele ser la referencia que se usa para evaluar los logros de los deportistas, la realidad es que los estos van mucho más allá de los Juegos Olímpicos.
Este es el caso de estas tres pioneras: la alpinista Edurne Pasaban fue la primera mujer del mundo que subió los 14 ochomiles, la boxeadora Joana Pastrana se convirtió en 2016 en la primera mujer de la historia en ganar el Campeonato de Europa de boxeo de peso mínimo, y la karateca Sandra Sánchez ha sido la número 1 del mundo durante tres años consecutivos en la categoría de kata.
¿Cómo pinta el futuro del deporte femenino? Con estas impresionantes trayectorias y con su cada vez mayor, aunque lenta, difusión por parte de los medios, solo cabe esperar que las deportistas españolas sigan haciendo historia.
