¿Cómo afecta ser hombre o mujer para que se nos tome en serio? Ben Barres lo explicó muy bien. Este neurobiólogo de la Universidad de Standford hizo una transición de sexo y reconoció que sus descubrimientos tenían menos aceptación cuando los firmaba como mujer. Pero esto no solo sucede en el campo de la ciencia, han existido muchas mujeres artistas olvidadas a la sombra de los hombres: de sus maridos, de sus padres o incluso de sus ayudantes.
Dicen que “detrás de todo gran hombre existe una gran mujer”; y el tiempo (y el esfuerzo de los que trabajan para recuperar a las mujeres artistas) está demostrando que algunos han llegado a ser grandes apropiándose del trabajo de ellas.
Mujeres artistas eclipsadas por sus parejas
En 2014, Tim Burton estrenaba Big eyes, película basada en la historia real de Margaret Keane. En ella se relata cómo el marido de la pintora, Walter Keane, no solo se apropió de la autoría de sus obras, sino cómo la obligaba a pintar durante interminables jornadas de trabajo mientras que él se llevaba los méritos. Henry Gauthier animaba a su mujer, Sidonie Colette, para que escribiese novelas, pero la firma que luego figuraba en ellas era la de él, no la de ella. Estos son dos ejemplos de mujeres que estaban detrás de grandes hombres… Porque sus maridos se apropiaban activamente de las obras de sus mujeres.
En otros casos, digamos que por omisión, ellos se llevaban los méritos. Este es el caso de Robert Capa, seudónimo detrás del cual se encontraban dos fotoperiodistas: Gerda Taro y Endre Erno Friedmann. Cuando Gerda Taro murió, Friedmann siguió utilizando el seudónimo, y por lo tanto él se llevó todos los méritos del trabajo realizado por los dos.
Luego están los casos en los que era la misma sociedad la que dejaba a las mujeres artistas a la sombra de sus maridos asignándoles la etiqueta de “mujer de” o “amante de”; pero de su trabajo nadie hablaba. Las pintoras Gabriele Münter y Francoise Gilot fueron eclipsadas por Kandinsky y Picasso respectivamente; y no sería hasta después de la muerte de la fotógrafa Lee Miller que se recuperaría su legado gracias a los esfuerzos de su hijo.
Obras de artistas femeninas atribuidas a hombres
Atribuir obras de arte no es una ciencia exacta y a día de hoy se siguen descubriendo estas equivocaciones; un ejemplo de ello es El coloso de Goya que, como comunicaba el Museo del Prado en 2011, en realidad lo pintó Asensio Juliá.
Lo mismo ocurrió con algunas obras de Sofonisba Anguissola que fueron atribuidas a hombres, en concreto a El Greco o Titian, algunas de Lavinia Fontana a Carraci o un retrato de Mary Beale atribuido a Michael Sweerts.
Pero no siempre ha sido por error. Los comerciantes de arte borraron la firma de Judith Leyster porque las obras firmadas por una mujer tienen menos valor que las de los hombres; y hace unos años, la artista Fumiko Negishi además de denunciar a Andrés de Felipe por despido improcedente, le reclamó que le reconociese la autoría y coautoría de varias obras que el artista habría exhibido y vendido sin reconocer su trabajo.
Mujeres artistas que firmaron con nombre de hombre
Las dificultades que tenían las mujeres para dedicarse al arte, el miedo al menosprecio público o que se cuestionase su autoría empujó a muchas mujeres a dejar a un lado su identidad. Algunas optaron por firmar con seudónimos masculinos y otras dejaron ese campo en blanco. Como dijo Virginia Woolf: “Me aventuraría a decir que Anon, que escribió tantos poemas sin firmarlos, era a menudo una mujer”.
Louise May Alcott (Mujercitas) y Mary Shelley (Frankestein) publicaron sus obras desde el anonimato, y Cecilia Böhl de Faber y Ruiz de Larrea (La gaviota) y Emily Brontë (Cumbres borrascosas) firmaron como hombres. Pero que los editores piensen que las novelas firmadas por mujeres atraen menos público no es cosa del pasado, así lo aseguró en la BBC la autora de Harry Potter, J.K. Rowling, a quien le sugirieron que esconder su género era la mejor opción para asegurarse un mayor número de ventas.
¿Esto quiere decir que a día de hoy es imposible tener éxito siendo mujer? Por supuesto que no, pero desde luego sigue siendo mucho más difícil, por eso una forma de echar una mano a las artistas femeninas es mostrar interés por su trabajo y hacer que el mundo las conozca.
Si quieres profundizar más sobre el tema te recomendamos que leas 15 mujeres artistas olvidadas por los historiadores del arte.